"[...] sólo en la biblioteca pública la igualdad en el derecho a los libros se corresponde con la profunda democracia de la literatura, que sólo exige a quien se acerca a ella que sepa leer y sea capaz de prestar una atención intensa a las palabras escritas. En el reino de la literatura no hay privilegios de nacimiento ni acreditaciones oficiales, ni jerarquías de ninguna clase ante las que haya que bajar la cabeza:nadie tiene la obligación de leer una determinada obra maestra; y no hay un libro tan difícil que pueda ser inaccesible para un lector con vocación y constancia[...]"
A. Muñoz Molina, "De una biblioteca a otra", El País 3/5/08
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