Pasillos libres. Aulas vacías. La noche que se cierne sobre Monforte. Van llegando nuestros "bell@s durmientes". Padres, hermanos, amig@s despiden a nuestros 20 mejores lectores como si sus hij@s fueran a emprender un largo viaje.
Mochilas, carreras, ruidos, la cena. Y el centro se llena de bullicio y algarabía: parece una mañana cualquiera, pero son las 9 de la noche.
Ilusión, excitación, nerviosismo, las primeras caras de cansancio de un largo día. ¡No tienen ni idea de lo que les espera!
Manuel nos había preparado el decorado: bastaba cruzar una puerta para entrar en un universo paralelo, el de las letras.
Empezamos moviéndonos al ritmo de la noche: Caza del tesoro por equipos con profesor ayudante; luego, realizar un cómic con temática de terror. Y para ir relajándose, llega la hora del cuento. Luces apagadas. Guy de Maupassant en la voz envolvente del padre de una alumna. Silencio, silencio, silencio.
Retirada de mesas y sillas. Colchonetas, sacos, mochilas, ropas... Trasiego por los pasillos. Batalla de cojines, orugas por el suelo. Y se apagan las luces. Pero todavía no ha llegado el sueño. Algunos leen, otros aprovechan para contarse chistes, confidencias y sólo Arnau consigue quedarse dormido.
Poco a poco van cayendo. Al fondo se oyen los murmullos de Alex y Nayer y se ve todavía alguna linterna encendida. Más tarde, alguien ronca, otra habla en sueños...
Y amanece...que no es poco. María se despierta y no para de hablar. Poco a poco, la biblioteca se despierta, se llena de voces. Son las 7,30 del día 22.
Toca recoger sacos, ropas; colocar mesas y sillas. Desayuno en la cafetería y a clase.
Pero, ¿ dónde dices que dormiste ayer por la noche? Entre el calor de miles de libros.
Mochilas, carreras, ruidos, la cena. Y el centro se llena de bullicio y algarabía: parece una mañana cualquiera, pero son las 9 de la noche.
Ilusión, excitación, nerviosismo, las primeras caras de cansancio de un largo día. ¡No tienen ni idea de lo que les espera!
Manuel nos había preparado el decorado: bastaba cruzar una puerta para entrar en un universo paralelo, el de las letras.
Empezamos moviéndonos al ritmo de la noche: Caza del tesoro por equipos con profesor ayudante; luego, realizar un cómic con temática de terror. Y para ir relajándose, llega la hora del cuento. Luces apagadas. Guy de Maupassant en la voz envolvente del padre de una alumna. Silencio, silencio, silencio.
Retirada de mesas y sillas. Colchonetas, sacos, mochilas, ropas... Trasiego por los pasillos. Batalla de cojines, orugas por el suelo. Y se apagan las luces. Pero todavía no ha llegado el sueño. Algunos leen, otros aprovechan para contarse chistes, confidencias y sólo Arnau consigue quedarse dormido.
Poco a poco van cayendo. Al fondo se oyen los murmullos de Alex y Nayer y se ve todavía alguna linterna encendida. Más tarde, alguien ronca, otra habla en sueños...
Y amanece...que no es poco. María se despierta y no para de hablar. Poco a poco, la biblioteca se despierta, se llena de voces. Son las 7,30 del día 22.
Toca recoger sacos, ropas; colocar mesas y sillas. Desayuno en la cafetería y a clase.
Pero, ¿ dónde dices que dormiste ayer por la noche? Entre el calor de miles de libros.
2 comentarios:
Estades tolas. Non vos chega con pasar case todo o día na biblio e tamén queredes pasar as noites... como cabras.
Bicos
Xa na primeira vez que fixerades esta actividade, o ano pasado, parecérame moi orixinal e divertida. Iso si que é aprender xogando. Moitas felicidades polo éxito e ata a próxima!!
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