Déjame que te cuente...




...porque, cuando éramos pequeños, muchos recibimos, al calor de la cama o comiendo, de nuestros padres, abuelos, tíos, amigos y maestros un tesoro, escuchado o leído, que jamás se borrará: la literatura. Y con el paso del tiempo ese tesoro viajará con cada uno de nosotros con la esperanza de que alguien, algún día, frote esa lámpara de la que brotarán, como por arte de magia, esas palabras que dirás o leerás para encantar a otros niños y niñas, que te mirarán embelesados.
Esto es lo que le pasó a María Reboredo cuando le contó a nuestro alumnado este poema de Rubén Darío. Le habían mandado hacer un trabajo, mientras cursaba la carrera de Bellas Artes e, inevitablemente, acudió a su cabeza esta historia que se había transmitido generación tras generación en su familia. Así que construyó el escenario y supo transmitir todas aquellas sensaciones y emociones que había experimentado de pequeña.
¡Qué mejor manera de celebrar el Día del Libro Infantil!

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