Siempre me ha parecido una falta de respeto abandonar una sala de cine cuando aparecen los créditos. Es en ellos donde aparecen escritos los nombres de ese enorme equipo de personas que ha hecho posible esa historia que te ha emocionado, que te ha hecho reír, llorar, temer, sentir… y no solo el director y los actores.
Pues bien, aprovechando este día de las Bibliotecas, no quisiera decir adiós sin rendir este homenaje a todas esas personas que me han ayudado a realizar este dilatado largometraje que cuenta una historia muy sencilla, la historia de un sueño que entre todos hemos hecho posible: construir una casa en la que conviven libros y lectores; un hogar acogedor en el que guarecerte con las palabras que otros han escrito,sencillamente porque nos gusta, nos apasiona la lectura.
Han sido muchos años, a veces durante la filmación nos ha llovido, ha habido tormentas, pero sobre todo, sobre todo…ha salido el sol y hemos visto extenderse una enorme red de afinidades, complicidades en torno a un libro. Porque también hemos aprendido que las bibliotecas no son los espacios ni todo lo que albergan. Las bibliotecas son las personas que transitan por ellas y dejan sus huellas y un poco de sí mismas escondidas entre las hojas. Las bibliotecas están donde las familias, los docentes y los alumnos quieran, pero han de quererlo, de desearlo.
Detrás quedan miles de lectores- Sí, he escrito miles- que han disfrutado tanto como nosotras como lo hemos hecho.
Así que gracias a todos: escritores e ilustradores que se han pasado por ella; las familias y amigos que nos han ayudado y aguantado pacientemente; a los internautas que nos habéis seguido a través de la lectura de los blogs. Pero sobre todo gracias a los que nos habéis acompañado – de “compañero”, “de compartir el pan”- a todos vosotros que haber hecho posible esta fabulosa historia.
Va por y para vosotros, amigos:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
(Antonio Machado)