Mujeres, hombres y ¿viceversa?


Este es el título del proyecto didáctico llevado a cabo con el alumnado de 3º de PDC en las materias de diseño y ámbito socio-lingüístico.

Imagen original
Partimos de tres palabras clave: publicidad-mujer-consumo/consumismo. A partir de ellas y del análisis de muchos anuncios de un solo suplemento dominical. Durante horas nos hemos sumergido en una reflexión sobre el papel que ellas ocupan en nuestras vidas. ¿Qué valores transmiten los hombres que aparecen en los anuncios? ¿Qué valores transmiten las mujeres? Y decidimos cambiar los papeles, es decir, y viceversa: hombres que publiciten los productos en los que aparecen mujeres. Cambiamos caras, cuerpos y dejamos el resto del anuncio igual. Montamos una pequeña exposición en el vestíbulo.

Y de todo ello parece deducirse que la publicidad  nos aboca a no envejecer, a ser unos cadáveres jóvenes y guapos/-as , que habremos dejado abandonados en nuestros baños a nuestro paso los mejores productos de cosmética, que habrán impedido nuestro envejecimiento exterior, además de haber solucionado nuestros problemas de arrugas, celulitis, obesidad, el pelo, en suma, cuerpos perfectos, sin gases, porque eso solo parece ser dolencia que solo cursa en mujeres;  nuestros armarios repletos de ropa, tanta, que no caben;  eso sí, la ropa blanca, inmaculada. En nuestras casas, se quedarán olvidados los mejores electrodomésticos, los coches de alta gama, lo último en tecnología, si es que existe lo último, porque después del 1, llegan el 2, el 3, el 4 de cualquier aparato. Hemos adquirido el billete más barato, para escarnio de nuestro vecino/-a de asiento…  Y frente a todo ello, en las mismas páginas o pantallas, vemos anuncios que  parecen transmitir todo lo contrario: comida sana/comida basura, por poner solo un ejemplo, realiazado por la exalumna Emma Fernández.


Estamos lanzados a una carrera interminable en la que no parece que podamos vislumbrar una meta, porque los productos del mercado han de renovarse permanentemente para que se consuman, aunque no tengamos dinero- de eso se encargaban antes los banco, por un módico interés para satisfacer nuestros deseos-. Sí, moriremos jóvenes y guapos/-as, pero habremos satisfecho nuestros objetos de deseo.
Para saber más:
Contra la eterna juventud , Tanta tersura no puede ser real, Francia pone freno a las "lolitas" , Demasiado "for the body" o " 12 anuncios sexistas de època"

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Tremenda pagina. Estoy contento el haberla encontrado.
Siempre es bueno leer algo que me motive a leer.
My website Banfoande